El RC Celta vivió esta mañana uno de los eventos más significativos del Centenario, la audiencia privada del Papa Francisco en el Vaticano. La expedición celeste, encabezada por el presidente Carlos Mouriño y formada por integrantes del consejo de administración, directivos, plantilla y cuerpo técnico del primer equipo, abonados y empleados fue recibida por el Papa, reconocido aficionado al fútbol, en una emotiva recepción en la singular Basílica de San Pedro.
Carlos Mouriño le hizo entrega al Sumo Pontífice de una metopa con el escudo del club y de la recién estrenada camiseta del centenario con el nombre del Pontífice en la espalda. También recibió por parte del club un olivo, un obsequio que simboliza tanto nuestra ciudad como el himno del Centenario del club.
El Papa Francisco pronunció unas emotivas palabras haciendo referencia a los valores del deporte, la importancia del trabajo en equipo, recordó la unión entre el pueblo gallego y argentino por la inmigración del siglo pasado y la forma tan especial que viven lo inmigrantes sus aficiones como el fútbol, forma de mantenerlos unidos con sus pueblos.
A los dirigentes y futbolistas del RC Celta
Queridos hermanos y hermanas, querido obispo de Vigo, querido Monseñor Carballo:
Me es grato recibirles en esta celebración del primer centenario de este club deportivo. Muchas veces repetí que el deporte es motivo y ocasión para redescubrir y fomentar muchos valores de nuestra sociedad y, en ese sentido, el encontrarme con un club “gallego” es para mí algo que evoca tantas experiencias que como argentino viví en mi propia carne. Si se han dado cuenta, sus colores son los de la Virgen Inmaculada y también los de la camiseta argentina, casi como si nuestra Madre se hubiese querido engarzar entre las dos orillas de este gran océano que más que separarnos, nos ha unido para que no la olvidemos.
Don Carlos me decía en su carta que también él tuvo que cruzar el Atlántico para formar una familia; como tantos otros, seguramente contempló en la lejanía esa bandera blanquiceleste que desde la capitanía del puerto de Vigo los despedía. Y esta es la historia de tantos.